El invierno es la época más fría
y oscura del año. Es el momento en el que debemos mantenernos calientes y es
muy importante prestar especial atención a la relajación y al descanso.
Según la m.t.c* esta época está
relacionada con el elemento agua y con los riñones y la vejiga. Estos órganos
determinan el equilibro interno de agua, los minerales y su equilibrio de
sales, la depuración de la sangre y por tanto la eliminación de sustancias
tóxicas.
Desde este punto de vista la dieta de invierno debe
mantenernos cálidos internamente y puede ser más substanciosa que en otras
estaciones, manteniendo siempre un buen equilibrio entre lo que comemos y la
actividad física que realizamos… si no se nos pueden ir a esos kilos de más que
después cuesta tanto saber.
La base de la dieta debe de incluir:
Verduras de
temporada, Cereales y mejor si son integrales, fruta de la época
pero sin abusar, los frutos secos son esenciales y muy nutritivos, El pescado
idealmente graso o azul y algo de carne no roja (si lo tomas en tu dieta
habitual).
Si no eres intolerante a la
lactosa te puedes animar a tomar lácteos, preferiblemente de cabra. Los huevos
sin abusar.
excelente son los condimentos
de hierbas y las algas y los derivados de la soja, como el tofu, el
tamari o el miso.
VERDURAS:
Las verduras de temporada siguen
siendo la base de la alimentación en esta época. Al vapor o al horno si hace
mucho frio y un poco de ensalada con las hortalizas que nos da el huerto como
endivias o escarolas. Ver cuadro de alimentos de temporada.
La base más sana para las cenas
serán los caldos de verduras, aliñadas con un poco de miso o tamari o si lo
prefieres con algas.
CEREALES y legumbres:
Son la base de la famosa dieta
mediterránea y nos aportan la energía necesaria para la actividad diaria. Son
mucho más interesantes los integrales como la quinoa, el mijo, el trigo
sarraceno o el arroz integral frente al trigo por ejemplo, ya que además de
aportar una energía más estable a lo largo del día, nos aportan la fibra y nutrientes
esenciales sin los problemas de intolerancias que cada día se observan más en
la práctica clínica con el gluten.
La combinación perfecta es: cereales
con legumbres, nos dan las proteínas justas que el cuerpo necesita para esta
época.
FRUTA:
Nos aportan multitud de
nutrientes y beneficios, pero también nos enfrían bastante, así que utilizarlos
con prudencia e idealmente solo los de cada zona. Ideal las manzanas o las
peras asadas.
FRUTOS SECOS y semillas:
Esenciales si se comen “en vez de”
y “no además de” porque si no engorda mucho el aporte calórico. Idealmente
crudos y con piel. Excelente fuente de proteínas, calcio y ácidos grasos
esenciales.
PESCADO y marisco:
Los alimentos del mar, son
siempre recomendables por su contenido equilibrado de grasas y proteínas. El
pescado azul es el más indicado en esta época por su contenido en grasas,
sobretodo omega 3 que es tan importante.
Carnes:
Son una fuente calórica muy
importante, así como de proteínas de alta calidad. Sin embargo no se puede
abusar de ellas por el impacto que genera en la dieta tanto a nivel
circulatorio, orgánico como el exceso de toxinas que provoca.
De las carnes, las más aconsejables
son las de ave, pollo y pavo o de caza, así como el conejo. Evidentemente lo
más ecológicos posibles.
Las carnes rojas, embutidos
charcutería deberían de ser más la excepción que la norma. Ya que intoxican
bastante los riñones, que son especialmente sensibles en esta época.
Tanto el pescado, marisco y
carnes deben de tomarse con mucha moderación.
Lácteos y derivados:
Especialmente de cabra. Evitar abusar si existen intolerancias o cualquier
problema respiratorio.
Aportan un alto contenido en
proteínas, vitamina E y A, ricas en
calcio, fósforo, hierro y yodo. Por tanto resultan ideales.
Autor:
Juan F. Valle. Desde la casa de reposo la perezosa para el instituto sana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario